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MEXILLON GALICIAN WINE 

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MEXILLON GALICIAN WINE


(by Javier Molina Rodríguez, jefe de sala y sumiller de Restaurante Barrio,
Toledo)

La villa de Toledo, fuertemente asentada, está rodeada de buenas
murallas y defendida por una ciudadela bien fortificada.

Terminamos este dichoso año 2020 viajando a una de las zonas más reconocidas y diferenciales para la elaboración de vinos españoles. Todos conocemos las variedades autóctonas de nuestra zona, pero en este caso, el albariño no necesita más mención por su universalidad. En pocas barras del país faltará un albariño.

Es el primer artículo que hablo de vino blanco y agradezco que sea “Mexillon sobre lías”, dado que soy un gran amante de esas tierras gallegas y sus grandes productos.

– Bodega y zona.

Mexillon nace de un proyecto vinícola de Bodegas Carmen Álvarez Oubiña, en plena ría de Arousa, situada en la costa norte de Pontevedra, dentro de la zona que da nombre a su Denominación de Origen: Rías Baixas.

En su corta historia como D.O. (desde 1988) ha tenido un crecimiento vinícola impresionante, siendo en la actualidad una de las zonas de España con mayor reconocimiento de calidad.

Se trata de tierras bajas (normalmente no superior a 300 metros) muy próximas al mar y en la confluencia de aguas (ríos y rías) que hacen que los vinos tengan unas cualidades y condiciones muy características e identificativas. La influencia del clima atlántico, temperaturas suaves y muchas precipitaciones hacen de esta zona una D.O. muy importante para el mundo del vino de España.

Como decía antes, la variedad Albariño (Albarinho en Portugal) es una de las más reconocidas de nuestra península, con racimos muy pequeños pero con un alto nivel de azúcar y una acidez equilibrada, lo cual nos va a trasmitir mucha potencia aromática, frescura y personalidad.

En este caso, Mexillon tiene aún una peculiaridad más: está envejecido “sobre lías”. Esto no es más que: después de la fermentación, el vino se almacena (ya sea en barricas o en contenedores de acero) con las lías (levaduras y microorganismos muertos). Para que estas levaduras hagan su función, es necesario remover el vino (lo que comúnmente llamamos “bastonear”) con bombas, varas o nitrógeno, con el fin de romper las paredes de la levadura, la cual nos aportará beneficios, además de conseguir volumen, untuosidad, protección, pérdida de astringencia y nuevos aromas al producto final.

– Cata personal.

* A la vista, es un vino muy limpio, claro y muy brillante. Con tonos verdosos, ribete casi transparente y un pequeño toque amarillo pajizo. Dado que la caída de la lágrima es lenta y gruesa podemos deducir, aún sin degustarlo, que estamos hablando de un vino concierta sedosidad. En resumen, viendo el movimiento, color y limpidez, nos está marcando claramente que vamos a beber un caldo fresco pero con cuerpo.

* En la fase olfativa es donde más destaco todas sus características: tonos herbales (a mi me recuerda a la época de verano donde el césped es cortado después de haber sido regado), tonos frutales (yo principalmente destaco el albaricoque, el coco y algún recuerdo a chirimoya) y tonos especiados (no muy marcados) como el pan tostado.

* En la fase gustativa demuestra ser un vino joven, muy fresco
y de una acidez perfecta. Ese punto diferencial de envejecerlo “sobre lías”, nos lo demuestra resaltando todas sus fases, pero quizás para mí es en ésta donde más se nota. Mantiene ese frescor, pero a la vez es de trago largo y con una astringencia muy agradable. El primer paso por boca lo considero bastante goloso y frutal, dando paso a esas notas herbáceas y de tostados pero sin ser demasiado
marcadas.

Resumiendo, es un grandísimo vino donde esas características
monovarietales se mezclan con la consistencia y untuosidad, haciendo con ello un vino muy personal, altamente recomendable.

Dado que estamos en una revista en la que en su mayoría se
habla de coctelería, se me ha ocurrido idear un coctel para estas
fechas navideñas e ir más allá de lo típico, que es tomarlo con unos buenos mejillones, gambas, percebes, etc. (su maridaje perfecto). Lo voy a llamar “Con sentidiño” (viene a significar sentido común, expresión muy utilizada en la zona): frutas tropicales troceadas, un toque de flor de sauco, vino Mexillon y terminado con soda cítrica.

Siempre he sido fan de Galicia y probando este tipo de vinos sólo
puedo confirmar la expresión: “Galicia Calidade”.

Por último, despedir este año 2020 (¡ya hay ganas!) dando las
gracias a mis grandes amigos de www.Brandtenders.news y a todos y cada uno de los lectores de esa revista.

“Ouh miña parra de albariñas uvas que a túa sombra me das”
(Rosalía de Castro, escritora gallega).

¡¡¡ MIL GRACIAS !!!

Javier Molina Rodríguez

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