Se produce desde 1816 en Escocia y ha cosechado numerosos premios en todo el mundo gracias a su cuerpo robusto, bien balanceado y ligeramente dulce. Lagavulin 16 se añeja durante por lo menos 16 años, algo que sin duda ayuda a construir su carácter. Después de todo, ese sabor intenso no se crea de la noche a la mañana.
Es un malta con entrada seca, aunque la intensidad disminuye una vez pasados los primeros segundos para dar paso a una sensación más suave y aceitosa.
Quien quiera sacarle el máximo sabor, recomendamos servir este whisky en un vaso clásico sin más acompañamiento que un poco de agua. Y quienes quieran maridar su copa de Lagavulin, que lo hagan con queso azul, anchoas u ostras: ¡es todo un placer!