El cóctel deja de ser algo que la gente se tomaba solo en despedidas de solter@, fiestas y eventos privados. Los cócteles han tenido el lastre de la cultura que España ha tenido del alcohol o “cultura del borracho”; él ponme más, pónmelo tropical, estírate un poquito más… eran expresiones que se oían en las barras.
El bartender sigue haciendo sus creaciones propias o lo que viene siendo “cócteles de autor” y en los que se dan rienda suelta a la creatividad, al ingenio para poder llegar a clientes más sofisticados. Pero también, el bartender sabe que ha de hacer cócteles para cada cliente, porque cada cliente es un cóctel único en sabores. No a todo el mundo le gusta lo cítrico, lo ahumado, lo amargo… etc y si nos vamos a los destilados más de lo mismo, gente que le gusta un destilado y otro no (ron, whisky, tequila ,etc)
El bartender moderno que ha evolucionado va preguntando a su cliente sobre sus gustos y a partir de ello se va creando un mapa conceptual del cóctel en su mente. Porque hay algo que parece muy claro, y es que sí fallamos con él cóctel el cliente lo perdemos para siempre y volverá al trago largo de whisky con cola, vodka naranja, y eso no lo queremos, verdad?.
Los bartenders lo han entendido y han re-evolucionado buscando nuevas herramientas que ayuden a la “parafernalia” o al efecto “WoW” con strainers, cucharas, muddles molones o como las cucharas trenzadas por donde caía la tónica que todos recordaréis, la Flavour blaster que hace pompas de humo con sabores , las máquinas de hielo que enfrían las copas o crean hielo seco , los hielos en esferas, cuadrados o tallados por los mismos bartenders y que los clientes queden satisfechos con sus tragos, que disfruten de experiencias líquidas gastronómicas, que tengan detrás de cada trago un storytelling que enamore y unos envases espectaculares para que sean fotografíados (para los más influencers).
Eso no significa que no sigan haciendo los cócteles clásicos en sus vajillas tradicionales como la copa Dry Martini, la copa de balón para el Gin tonic o el vaso Long drink o Tubo para un Bloody Mary.
Los destilados también han re- evolucionado ya sean en sus continentes o en sus contenidos. Se han creado nuevos líquidos que ayudan al bartender en sus mezclas ya sean Kombuchas, destilados, siropes o mixers. Ya hay whiskies envejecidos en barricas de Sherry, Porto, etc; rones envejecidos en barricas que han contenido vermú, y parece que esto es un no parar buscando nuevos sabores y olores con los que cautivar al cliente.
En Spirits podemos hablar del boom sufrido por el rosa/fresa ya sea en ginebras o en rones e incluso en vodkas ; por los whiskies spicy ; por los lights ; por los destilados sin alcohol o por los Brandy cristalino, por mencionar algunos. También ha ocurrido en los mixers, tónicas y refrescos de colores y sabores que hace unos años no llegaríamos ni a imaginarlos. Incluso las bebidas energéticas quieren hacerse su propio hueco en este mercado .
Las coctelerías también han evolucionado, ya no son espacios en los que solo iban los “frikis” de este mundillo y únicamente en Madrid y Barcelona; hay coctelerías por toda España que van entendiendo que en sus ciudades, pueblos también pueden estar y ser punteros ya sea con decoraciones espectaculares, con frases molonas en neones de color para que la gente se fotografíe, con los tradicionales “speakeasy” que siguen re-evolucionando también, con baños sacados de otra época ya sea antigua o futurista, con barras con formas peculiares .
En definitiva, los bartenders, los cócteles y las coctelerías han re evolucionado para que cada vez más clientes se acerquen a este maravilloso mundo en el que las mezclas son todo un arte .