Diálogo creativo de Lady Gaga y Vincent Chaperon
La creación es trabajo. Un trabajo apasionado e incesante. Trabajo que nunca termina. Trabajo en una búsqueda imparable de la armonía. Trabajo que eleva.
Desde 2021, Dom Pérignon y Lady Gaga han entablado una correspondencia de universos que ha entremezclado sus ambiciones estéticas.
Tras alabar juntos el poder de la libertad creativa, este año, exploran la importancia del trabajo en sus procesos creativos.
Su visión compartida sobre el acto de crear se materializa en una nueva campaña y una actuación artística, que realza el lanzamiento de la última creación de Dom Pérignon: Dom Pérignon Vintage 2013.
LA VISIÓN COMPARTIDA: LA CREACIÓN COMO TRABAJO QUE ELEVA
Elaborar Dom Pérignon es un acto de creación renovado con cada añada por su Chef de Cave, Vincent Chaperon. Su proceso creativo coincide con el de Lady Gaga, ya que ambas abordan su arte como una forma de trabajo. Más allá de la inspiración, hay trabajo, dedicación y artesanía. Es trabajo, pero es un trabajo excepcional y apasionado que nos eleva a lo sublime.
LA CREACIÓN COMO BÚSQUEDA ESTÉTICA
Para Lady Gaga y Vincent Chaperon, la creación no es un estallido fugaz, sino la búsqueda paciente de una visión estética inicial.
El ideal estético de Dom Pérignon nació cuando, en el siglo XVII, Dom Pierre Pérignon se propuso «hacer el mejor vino del mundo», un objetivo siempre perfeccionado, pero nunca realmente alcanzado. En cada añada, la ambición de crear emoción a través de la armonía es lo que sigue impulsando a Dom Pérignon.
Para Lady Gaga, esta búsqueda está impulsada por un persistente deseo de cruzar fronteras y experimentar con nuevas formas de arte, nunca se conforma con lo que significa ser una artista musical. Cambia de personaje, experimenta con su voz, creando poesía con sus letras y transformándose a través del teatro. Como la propia Lady Gaga ha proclamado: «Lo único constante en la vida es el cambio».
LA CREACIÓN COMO TRABAJO APASIONADO
Vincent Chaperon y Lady Gaga hacen realidad sus visiones estéticas a través de un trabajo riguroso y meticuloso. Gestos y aptitudes precisos, adquiridos, transmitidos, repetidos una y otra vez. Es a través de este trabajo que nace la creación.
La maestría de Dom Pérignon se basa en un diálogo con los elementos naturales. Comienza con los trabajadores del viñedo, los viticultores, que se esfuerzan por conocer las viñas y mantenerlas a lo largo de las estaciones. Cuando llega la primavera, Vincent Chaperon comienza a observar y selecciona las parcelas de viñedo, y luego las uvas y los zumos, cada uno con una personalidad única.
Y así puede comenzar el ensamblaje, la piedra angular del proceso creativo de Dom Pérignon. Los diferentes vinos seleccionados se estructuran juntos, jugando con la historia del año y el ideal estético atemporal de Dom Pérignon, introduciendo tensiones y contrastes, vibración y relieve, hasta encontrar la armonía. Son necesarias múltiples iteraciones para encontrar el equilibrio ideal, ese punto de encuentro en el que la sombra y la luz dialogan.
Tras el ensamblaje, comienza la maduración. Se necesitan como mínimo ocho años antes de que Dom Pérignon Vintage salga a la luz. En la oscuridad de la bodega, dentro de las botellas, el vino experimenta una transformación activa en contacto con la levadura, alcanzando la armonía que firma para siempre un Dom Pérignon.