El ritual
El mezcal es típico beberlo en una jícara, así como también para analizarlo. Se necesita un carrizo hueco para poder absorber por ahí el mezcal y luego dejarlo caer sobre la jícara para identificar el nivel alcohólico por el perlado que desarrolla en la superficie; esto se nota cuando agitamos una botella de cualquier alcohol. Por debajo del 40 % genera poco perlado; por encima del 55 % de alcohol también el perlado disminuye, por lo que el mayor perlado se sitúa en este punto medio del 45-47 % de alcohol. Después se degusta con un primer trago corto para diluirlo con saliva, apreciar sus características, aromas y sabores, y después con tragos normales para degustarlo por largo tiempo.
La cocina es interesante con el mezcal, sobre todo cuando se cocina con éste para después hacer la sinergia en la comida; los aromas del mezcal se integran de manera magnífica a la comida, seguramente por los contenidos aromáticos a agave verde y cocido, que son ideales para la integración con muchos platos de la buena cocina mexicana.
Los mezcales blancos son perfectos como aperitivo con comidas ligeras y minerales; los mariscos son ideales para esto, mientras que los reposados van con pescados elaborados, salseados, fritos o a las brasas y, finalmente, los añejos son perfectos como digestivos.
Fuente:http://revistaelconocedor.com/tipos-de-mezcal/