Existen un sinfín de coctelerías en Madrid, pero no todas cuentan con bartenders incondicionales tras el mostrador. Únicamente los bartenders más apasionados por el mixing fantasean con que su barra es única y ven en cada combinado la oportunidad de sorprender y satisfacer tanto a los paladares como a la crítica. Algo así sucede en Klimt Madrid, una coctelería con el apellido de ‘Premium Bar’ ubicada en un área financiera de Madrid, la zona que bordea Castellana entre Cuzco y Plaza Castilla.
Jorge Villa, tras la barra, no pretende asombrar con un artificio espectacular en sus creaciones. Más bien, busca conquistar con el sabor y los matices de cada trago. Y… ¡Vaya si lo hace! Prueba de ello es que haya participado los certámenes de coctelería más prestigiosos del país y eminencias del sector como Javier De Las Muelas se hayan quitado el sombrero al degustar su obra. A raíz de ello, ahora luce orgulloso su placa “World Class Embassy” en el bar, una gran distinción en coctelería que sólo poseen 50 establecimientos de toda España.
¿El secreto? Producto, investigación y, cómo no, inspiración. En Klimt puedes probar y deleitarte con los clásicos –nunca subestimes el arte de servir un sencillo Dry Martini o explotar al máximo las sensaciones de un auténtico Negroni–, o propuestas más arriesgadas que recuerdan a una carta de viajes alrededor del mundo. No exageramos. Claro que los amantes de los cocktails dulces con sabor a fruta encontrarán el suyo en carta, sí, pero en esta apuesta por el puro sabor hay mucho por descubrir. Destaca el arte de infusionar bebidas, las notas orientales que puede aportar el té Rooibos a un señor Bourbon… o la mezcla de jengibre, canela, pimienta y anís para potenciar un tequila hasta el fin. En Klimt existe un auténtico laboratorio donde la elaboración propia es un must y se nota. Sin ánimo de que al lector se le haga la boca agua, recomendamos dejarse aconsejar y seducir según la apetencia propia y el ánimo del bartender.
Decíamos que se presentan deliciosos cocktails sin artificios porque, además, destaca que en muchas ocasiones se escoja una copa o vaso opaco en la presentación. De esta manera, se evita desviar la atención a cualquier elemento que no sea el sabor del momento que experimentamos. Porque a través de la experiencia, Jorge Villa pretende que el visitante se traslade junto a él a las antiguas destilerías que visita cada año, a los campos donde se extraen los mejores granos y a los exóticos países de donde recibe genuinos botánicos.
Todo ello, en un espacio que invita a quedarse y repetir. Con varios ambientes diferenciados, Klimt recrea un suntuoso ginclub neoyorkino donde nada es casualidad. Luces tenues se combinan con mobiliario de diseño italiano para sentirse cómodo. En la planta inferior, además, al bajar unas escaleras que bien servirían a un rodaje de Tarantino, se encuentra el club de fumadores Churchill Cigar Club. Además de celebrar eventos de cualquier tipo, en este espacio más trasgresor se puede asistir periódicamente a catas de vinos ó maridajes de puros y habanos. Si a todo añadimos que en la carta hay un centenar de referencias de ginebra y decenas de títulos de whisky clasificados por denominaciones de origen. Rostros conocidos, shishas, simpatía y, siempre, buena música.