Articulo by Yeray Monforte
Si hay una premisa que cabe destacar en cualquier ámbito es “Calidad antes de cantidad” y no nos referimos a centilitro por copa cuando vas a tu local habitual.
El alcohol siempre ha tenido y tendrá el estigma de embriagador, y por desgracia un bartender nunca podrá compararse a un cocinero, por una simple razón, necesitamos comer para vivir y los cocktails son mero placer, pero es algo que tenemos que aprovechar.
Si bien se ha extendido tener una amplia gama de destilados, no significa que el local conozca cada una de las referencias para una experiencia perfecta. El conocimiento es la clave del éxito, y más aún en el mundo de la coctelería. Al trabajar en un negocio en el cual se vive por y para el público, siempre se debe ofrecer la máxima calidad y no hay otra formar sino conociendo bien nuestros productos.
Por desgracia en la mayoría de ocasiones la masificación de oferta supera con creces al conocimiento de los barman. La profesionalización del bartender es un hecho, y tenemos la obligación de no solo conocer los productos; debemos explicar las características (aunque sea brevemente), acercarnos a los gustos del cliente y ofrecerle el producto que más se le adapte. A la hora del servicio no es suficiente con el “perfect serve” que nos explica la marca, hace falta estudiar y sumergirse en la esencia de cada destilado. Cada vez los clientes tienen más ofertas y mucho más criterio en cuanto a sus gustos.La clave para un local está en no ofrecer un genérico en todo, nos diferenciamos desde el porque utilizamos una técnica hasta el garnish, o incluso el trato que damos.
Está exclusividad para los sentidos solo se puede ofrecer estudiando… y el futuro es un cliente exigente y locales diferenciadores por su trato personalizado, no se habla de protocolo más bien de “Cómo me lo tomaría yo en mi casa”.
Las respuestas genéricas simples atraen a clientes planos, sin curiosidad ni evolución del paladar, y si la coctelería ha crecido tanto en nuestro país es porque nos hemos querido reflejar en el extranjero. Donde la cultura que prima es la de calidad antes que cantidad.