
José Méndez
Head Bartender El Patio de Mi Casa. Tenerife

En la barra, como en la vida, la primera impresión importa. Pero más allá del estilo, está la actitud, la intención y el mensaje que decidimos proyectar. Este post es una mirada íntima y personal sobre cómo la imagen —cuando nace de lo auténtico, se piensa con cariño y se sostiene con coherencia— puede convertirse en una herramienta poderosa. Una que ayuda a construir marca propia, a destacar en una industria tan viva como exigente, y sobre todo, a abrir caminos que antes parecían imposibles.
Porque detrás de cada cóctel hay una historia. Y esta es la mía.
Si alguna vez pensaste que lo visual no influye en lo profesional, sigue leyendo… quizás veas las cosas desde otra perspectiva.
Dicen que la imagen no lo es todo. Y es cierto. Pero cuando estás detrás de una barra, créeme, dice mucho. No se trata de parecer alguien que no eres, sino de mostrar al mundo quién eres de verdad, con intención y con estilo.
En mi caso, traje, sombrero y Converse. Porque así soy yo: tomo mi trabajo muy en serio, pero nunca pierdo mi esencia.
No he llegado hasta aquí solo. Este camino ha estado lleno de personas increíbles que entendieron lo que quería transmitir y me acompañaron desde el primer minuto. Como la familia de Vistt, en Icod de los Vinos, que no solo me viste: hace que cada vez que me pongo uno de sus trajes, me sienta más José Méndez que nunca.
O como Brandtenders.news, que hace años me abrió su espacio para contar mi historia con libertad, sin filtros, dándome voz cuando más lo necesitaba. Eso no se olvida.
Hoy, en este post número 100, quería hacer algo especial. Porque esto no va solo de moda ni de tragos. Va de identidad. De cómo decides contarte al mundo. Y en ese camino, Vistt se ha convertido en mi piedra angular. Sin olvidar a mi familia, que ha estado en cada paso, ni a La Parada, ese lugar donde siempre puedo ser yo mismo, sin máscaras ni disfraces.
Vestirse bien, cuidar la presencia, mantener la limpieza… no es solo estética, es respeto. Por ti, por el cliente, por el oficio. Cuando te tomas en serio, los demás también lo hacen. No eres “uno más”, eres alguien que deja huella. Y eso, en cualquier empresa, se nota.
Porque cuando tú creces, el negocio lo siente. Y cuando eres tú mismo, todo cobra sentido.