En este espacio único, los reputados barmen Borja Cortina (Mejor Bartender de España 2015) y Jorge Oliva junto con el resto de su genial equipo hacen magia líquida con todos sus cócteles
Buscan la excelencia en cada detalle: por eso emplean en sus creaciones ingredientes tan evocadores como el erizo de mar o el tabaco, y además las preparan delante de la fascinada clientela.
Disfrutar de un buen trago compartido es uno de los grandes placeres terrenales de esta vida; si lo prepara el mejor bartender de España en un fantástico espacio —un edificio modernista de Manuel del Busto— con vistas a la bahía de Gijón, la experiencia roza la perfección. La coctelería Varsovia (Calle Cabrales, 18. Gijón. Asturias. Tlfno. 984196842. www.varsoviagijon.com) es ese lugar donde los sueños líquidos se cumplen. Y lo hacen de la mano del dúo de barmen Borja Cortina, Mejor Bartender de España 2015 por la World Class Competition, el certamen de mixología más importante del mundo- y Jorge Oliva y, por supuesto, junto con el resto de su extraordinario equipo.
Si hay una palabra que defina su complejísimo trabajo, es la excelencia. La buscan en cada detalle —desde la elección de los ingredientes hasta los elementos decorativos, pasando por el emblemático enclave o el buen hacer de los camareros—, y eso se traduce en un magnífico servicio. Todas las decisiones (incluida la creación de la carta) se toman de forma conjunta, y el equipo está en continua formación. Esto supone un profundo conocimiento de los ingredientes implicados en la preparación de cada trago, y en cierta forma explica lo brillante del resultado.
La (muy) atractiva carta —que incluye cientos de etiquetas de destilados— está dividida en tres capítulos: “para todos los paladares», “para iniciados” y “para connoisseurs» (o lo que es lo mismo, expertos en la materia). En el primero se pueden encontrar cócteles tan inspiradores como el Margarita de chocolate o el Pecado Original —elaborado con vodka Grey Goose, fruta de la pasión, limón, azúcar y sidra brut—; en el segundo, ese evocador homenaje al genial libro de Haruki Murakami titulado Tokio Blues —lleva ginebra Jinzu, vermouth Noilly Prat rouge, Grand Manier, sirope de cereza, almendra y sake—, o el no menos evocador homenaje al profundo (e intenso) sur estadounidense llamado American Skin —se prepara con bourbon Bulleit infusionado con tabaco, sirope de bacon, sirope de cacao blanco y hierbabuena—.
El último apartado está reservado para los adictos a las emociones fuertes: prueba de ello es el impetuoso The Fisherman —se hace con whisky Talisker Storm, alga codium, agua de mar, erizo de mar y sidra de hielo—, que es el alma de la casa, y lo envuelve todo con su aroma a turba y salitre. Sublime. Por supuesto, también se pueden pedir batidos y otras mezclas sin alcohol.
Una fracción de la magia de estos tragos reside en que el equipo los prepara delante de la clientela, como parte del espectáculo. Lo mismo sucede con la ecléctica decoración, que recoge diferentes elementos —un imponente botellero de inspiración Art Decó, sillones Bahaus, sillas Thonet, butacas nórdicas de mediados del siglo pasado, etc.—, respondiendo a un divertido planteamiento: ¿qué podría encontrar en un desván que almacene cosas desde el año 1904 hasta la actualidad? Mirar alrededor es la respuesta.
La coctelería Varsovia se divide en tres espacios diferenciados: en la planta de arriba hay una tranquila y coqueta sala e seis mesas con sofás desde la que se puede contemplar la bahía de Gijón mientras se disfruta pausadamente de la bebida elegida; una primera planta dominada por el imponente botellero y grandes ventanales; y un acogedor sótano con su propia barra y dos salas, una de ellas coronada por una bandera de Gran Bretaña. El sonido vespertino pasa por clásicos del jazz y el soul, y las noches suben el ritmo con música de los 50 a los 90.
Abren todos los días de 16.00 h. a 03.30 h. (servicio en mesa hasta las 03.00 h.). Excelencia líquida… que no cesa.